Nunca como hasta ahora los derechos civiles habían sido tan generalmente aceptados e invocados. Nunca antes gozaron de tanto prestigio. Quizás por ello nunca fue tan grande el riesgo de verlos convertidos en un todo abstracto, retórico, vacío de contenido práctico. Quizás por ello nunca fue tan necesario como hoy el trabajar por su realización efectiva, luchar contra la injusticia, la exclusión, la intolerancia, la miseria, la incultura o la explotación.
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